(StatePoint) Casi 25 millones de personas de todas las edades en los Estados Unidos viven con asma, una enfermedad crónica de por vida que dificulta la entrada y salida de aire de los pulmones.
Esto es lo que la American Lung Association quiere que todos sepan durante el verano, cuando el calor extremo puede hacer que el asma sea más difícil de controlar.
1. Están surgiendo nuevos desafíos.
Más allá de los desencadenantes tradicionales del asma, como las infecciones respiratorias, el humo de segunda mano y las mascotas, están surgiendo nuevos desafíos. Los efectos del cambio climático incluyen el calor extremo, la mala calidad del aire, el aumento de alérgenos, los fenómenos meteorológicos extremos y los incendios forestales más frecuentes e intensos, todo lo cual hace que el asma sea más difícil de controlar.
El calor y la humedad excesivos aumentan el riesgo de exacerbaciones del asma, hospitalizaciones y fallecimientos relacionados con el asma, especialmente para los niños y las mujeres. Los pacientes deben limitar el tiempo al aire libre durante las olas de calor, buscar acceso al aire acondicionado y tomar medidas para mejorar la calidad del aire interior, ya que la humedad permite que los ácaros del polvo y el moho prosperen.
Dos tercios de las ciudades promedio de Estados Unidos están formadas por carreteras, espacios de estacionamiento, aceras y techos. Dado que estas superficies suelen ser oscuras y no porosas, contribuyen a las inundaciones, al aumento de la contaminación del aire, a la mala salud y a lo que se conoce como “calor urbano”, un fenómeno en el que las ciudades experimentan temperaturas más cálidas que las áreas circundantes. El calor urbano, combinado con los contaminantes de las centrales eléctricas, los vehículos de motor y otras fuentes de contaminación, crean contaminación por ozono, también conocida como smog. Las personas con asma pueden experimentar síntomas como dificultad para respirar, sibilancias y tos debido tanto al ozono troposférico como a la contaminación por partículas, así como a los impactos del clima extremo y los alérgenos en el aire.
Lamentablemente, estos problemas afectan de manera desproporcionada a ciertas comunidades. Debido a un historial de prácticas discriminatorias como la denegación sistemática de hipotecas, préstamos de seguros y otros servicios financieros por motivos de raza y etnia, las personas negras e indígenas, y otras personas de color, tienen más probabilidades de vivir en áreas afectadas por el calor urbano y la mala calidad del aire.
El aumento de las tormentas severas debido al cambio climático provoca más inundaciones, lo que puede dañar la salud pulmonar. Los productos químicos, las aguas residuales, el petróleo, el gas y otras sustancias peligrosas que se encuentran en las aguas de las inundaciones pueden representar riesgos para la salud, y el moho, asociado con los ataques de asma, puede crecer en cualquier lugar donde haya agua o humedad.
La Smart Surfaces Coalition está formada por: 40 organizaciones nacionales e internacionales comprometidas en hacer de Smart Surfaces el estándar global de diseño urbano. Smart Surfaces abarca un conjunto de tecnologías de vanguardia, que incluyen techos y pavimentos reflectantes (fríos), techos verdes, árboles, paneles solares y jardines de lluvia. Diseñadas para mitigar el calor urbano, mejorar la calidad del aire y mejorar la salud, estas características urbanas transformadoras pueden enfriar las ciudades en 5 grados F, reducir las inundaciones, proporcionar beneficios económicos y potencialmente promover la justicia ambiental.
La American Lung Association, miembro activo de la Smart Surfaces Coalition, anima a las ciudades a tomar las siguientes medidas:
• Instalar carreteras, estacionamientos y entradas de colores claros para reflejar la luz solar y reducir el calor.
• Instalar paneles solares para convertir la luz solar en electricidad y proporcionar sombra a los techos.
• Plantar árboles para aumentar la sombra.
• Seleccionar superficies porosas para recolectar las aguas pluviales contaminadas, empaparlas en el suelo y filtrar la contaminación.
Otras estrategias para reducir el calor urbano, la contaminación del aire y los niveles de ozono incluyen el uso del transporte público, el uso compartido del automóvil, el aumento de los espacios verdes y la instalación de centros de enfriamiento en condiciones extremas.
Los programas educativos pueden ayudar a las personas a controlar mejor la enfermedad en verano y durante todo el año. Los pacientes pueden consultar los programas de educación para el autocontrol, la información y las herramientas disponibles en Lung.org/asthma o llamar a la Línea de ayuda pulmonar de la American Lung Association al 1-800-LUNGUSA. Vivir con una enfermedad, o ser el cuidador de alguien que lo está, puede tener un costo físico y emocional. Los pacientes pueden obtener apoyo y conocimiento, y conectarse con otros al unirse a la Red de pacientes y cuidadores de la Lung Association.
Para los 24.8 millones de estadounidenses que viven con asma, las temperaturas extremas del verano y las amenazas ambientales emergentes pueden hacer que la vida sea más difícil. Afortunadamente, los nuevos recursos educativos y la programación ampliada pueden ayudar a los pacientes a superar los desafíos nuevos y antiguos por igual.
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